"LA TRANSICIONALIDAD EN LA CURA PSICOANALITICA"
"Alegato por un psicoanálisis artesanal"


Raquel Zak de Goldstein 1993.

Parafraseando a J. Mc Dougall y en todo de acuerdo con las ideas de W. Baranger en considerar a la situación analítica como campo dinámico y producto artesanal (trabajo inédito titulado "La situación analítica como campo artesanal"), propongo considerar las ideas derivadas del artículo de O. Mannoni que citaré a continuación , ideas que alertan sobre el efecto del pensamiento de Winnicott en el psicoanálisis y sobre el porvenir del psicoanálisis.

Dice O. Mannoni considerando las coincidencias y las divergencias entre las ideas de Winnicott y las de Freud, en el artículo titulado "La parte del juego", del libro "D. W. Winnicott, pag. 59, edit. Trieb, 1978: "La importancia de esas diferencias, su significación, he de verla en el lugar que le deja al juego. Freud dió del juego una explicación racional, derivada de la teoría del Witz. Winnicott, más intuitivamente, deriva del juego el pensamiento racional mismo. No es posible rechazar ninguna de estas dos posiciones, ambas son evidentemente justas. Sin embargo, la manera en que difieren tiene un sentido, si nos preocupamos por las orientaciones de nuestra época, que pone el acento, mucho más que la de Freud, en los valores realistas y tiende a dar a los niños una formación que los prepare para las "realidades de la vida". Un realismo ingenuo llevaría a darle como meta al deseo mismo la satisfacción de las necesidades...Así se comportan las madres de los psicóticos. No nos alegramos ante la idea de que ello pueda favorecer una adaptación, es decir, que el hombre de mañana sería logrado a título de false self, analizado quizás por otro false self (un "especialista" del análisis) y bien adaptado a una sociedad de false selves. No contamos con ninguna garantía de que sabremos evitar un porvenir semejante", (los subrayados son personales).
En esta cita se sitúa al inconciente freudiano en el jugar, como producción inconciente que, a la manera del chiste, se presenta en el campo de juego a disposición del yo (moi), que "trabaja" el deseo y la realidad, generando producciones a partir de las infinitas transiciones posibles en esta categoría nueva, y paradojal, descubierta por Winnicott.
Se deriva también, la urgencia en sostener la máxima discriminación entre lo que consideramos un sujeto saludable en su relación con la realidad, el uso adecuado del pensamiento racional, y el campo de las patologías derivadas de la dependencia maligna, la sobreadaptación y las psicosomatosis, asi como el área de los llamados trastornos del carácter (caracteropatías narcisistas-autistas y borderline),...nuestra "nueva clínica psicoanalítica, la que según A. Green reserva la bomba de tiempo de las locuras privadas. Queda claro el riesgo de confundir "aceptación de la realidad" (trabajo lento, personal e interminable puesto que se remite a la castración sexualizante y a la muerte) con ADAPTACION, como trabajo presidido por el temor, la seducción y la complacencia.
Es destacable también, en estas líneas, un enroque siniestro que a partir de "un malentendido común en la crianza": dar comida por presencia en el juego-contrajuego, deriva en la sustitución (casi destitución) del deseo por la necesidad. De la demanda de amor, ni hablar....

Por lo tanto si la situación analítica es un producto artesanal, por definición es opuesta tanto a un producto natural (en el sentido de desarrollo preestablecido), como a un producto de la técnica o de la aplicación y la empiria.
O. Mannoni en este mismo artículo refiriéndose a los llamados "healing phenomena", los cuales "hacen vivible la vida" recuerda al respecto una frase de D.W.W. de 1954: "La psicosis está relacionada muy de cerca con la salud, en la cual innumerables situaciones de fracaso fueron congeladas, pero son alcanzadas y descongeladas por los diversos fenómenos curativos de la vida cotidiana: por ejemplo amistades, ser cuidado durante una enfermedad física, poesía, etc...
La transicionalidad preside los fenómenos y el uso de los objetos que devienen transicionales. Desde sus rudimentos, se trata de encontrar un lugar y las condiciones para iniciar el juego y contrajuego bebe-madre. Este es el proceso que sustenta los orígenes de la fantasía, la imaginación y la creación. Encontrar "ese lugar" y "esas condiciones" para este proceso (en llamativa concordancia con las condiciones del marco y el campo analítico) es a lo que viene el analizando.
Tendremos que lograr que éste deponga-muy a pesar suyo-, las estructuras que inventó y los síntomas que creó, como condiciones de supervivencia, y
prisión sin futuro.
O. Mannoni también hace alusión a Freud que quería "un espacio para la fantasía", suspendiendo el principio de realidad hasta lograr condiciones "como en el teatro".
Campo analítico y playground se despliegan entonces superpuestos,
tentadores y propicios, para transformar el "no jugar" de un sujeto escondido en su baluarte, que estudia las condiciones del encuentro, desconfiado y enfermo de sufrir, en "un jugar con riesgo asumido: el riesgo de vivir".
Expuesto-sin esta mediación lúdica-a las exigencias y tentaciones maternales, enfermó.

Transó, sin contar con el soporte de las transiciones, y a merced de la angustia traumática. Se adaptó, sin poner en acción su deseo.
Seducido por la satisfacción de las necesidades pasionalizadas, carece de la libertad y autonomía que otorga la función de los Fenómenos y Objetos Transicionales, como soportes de la angustia.
Adaptación a la realidad es lo más opuesto de aceptación de la realidad. Esta aceptación de la realidad, siempre relativa y penosa, es atemperada por la función protectora del jugar-ensoñar-crear, cuando se logra constituir y habitar-establemente-este espacio transicional.
La aceptación de la realidad se sostiene en la declinación de la desmentida de la falta de pene materno, y sus consecuencias psíquicas ordenadoras, liberan de aquella dependencia absoluta.
Así la castración simbólica habilita el desear, en torno a la falta, metáfora de la ausencia primerísima, soportada con el sustento de estos Fenómenos y Objetos Transicionales primitivos.
Los healing phenomena, médula que ofrece el campo, la palabra y la ética del analista predispone a la recuperación de la transicionalidad en el proceso analítico.
Transferido "aquel buen amigo, el osito de felpa", cicatrizan los traumas, injurias narcisistas y desgarros.
Los fenómenos transicionales, cabalgando-como cualidad psíquica-entre el realismo y la ensoñación, recuperan la atmósfera de confianza, que preside los procesos de subjetivación, esencia de la cura analítica.

La recuperación de la transicionalidad en el proceso analítico, evidenciada en fenómenos como el humor, el jugar, las actividades creadoras, la capacidad para la ilusión y la sublimación, entre muchos, es indicadora de esa subjetivación. , inicia el proyecto de capacitar al sujeto, a través de la actividad interpretativa, para tolerar el dolor y crear transiciones hacia los objetos de la libido, por medio de desplazamientos, sustituciones y distribuciones constantes.
¿MATERNAJE, O QUE?
Me ocupé anteriormente del problema del maternaje, iniciando el planteo de la cuestión: ¿desvío técnico o campo primitivo? ( "El objeto transicional de Winnicot: ¿ una nueva categoría objetal en la teoría y en la clínica? de Raquel Zak de Goldstein, en "Aportaciones al concepto de objeto en psicoanálisis", W. Baranger y colab., 1980, Amorrortu editores), señalando que la posición del analista en su encuadre analítico (como lo aclaran W. y M. Baranger en su perspectiva sobre la situación analítica como campo dinámico, posición que comparto), lejos de ser una actitud materna o un maternaje, sostiene también una atmósfera de ambiguedad que es propicia al ejercicio del "como sí", del que carece el analizando.
Ofrece de este modo, un campo apropiado para la elaboración de los traumas, y desilusiones que rodearon las vivencias sobrevenidas en épocas muy tempranas de la infancia, de las cuales "la mayoría de las veces es imposible despertar un recuerdo", vivencias a las cuales Freud se refiere de este modo en la 23 conferencia de sus "Conferencias de Introducción al Psicoanálisis", llamándolas: "esta clase especial de recuerdos infantiles".
El analista, se sitúa -además de su actividad interpretativa-, para ser "usado", "como si" fuera aquel objeto materno, reeditando juntos, los juegos primitivos madre-bebe con los que se situaban mutuamente como el "el osito de felpa" para ambos. Es en esta experiencia, parte del contexto fundante del sujeto (Raquel Z. Goldstein, "Entre el júbilo identificatorio y el estado de desamparo", FEPAL, 1992) que emergen los fenómenos y objetos transicionales soportes de la experiencia de separación y alteridad, fuente de la angustia.

Para tolerar el dolor y crear transiciones es que se "usa" la situación analítica "como si fuera" aquel contexto o campo primitivo, a la manera en que éste sostiene la transicionalidad que utiliza el niño en los instantes de ausencia y espera.
De este modo, partiendo de preciosos momentos regresivos o de repetición, el analista aborda lo que Freud define en "Recordar, repetir y reelaborar" como "un tipo particular de importantísimas vivencias, sobrevenidas en épocas muy tempranas de la infancia y que en su tiempo no fueron entendidas pero han hallado inteligencia e interpretación con efecto retardado (natchraglich)"; diríamos con Freud que la mayoría de las veces es imposible despertar como recuerdo, una vivencia tempranísima de "desilusión" según Winnicott, y de separación.
Es por esto que decimos que tiene marcada relevancia la capacidad y la habilidad específica del analista para situarse en este campo primitivo, y sensibilizarse a estos procesos, propios de la empatía y comunicación inconsciente, para hacerlos concientes por medio de las construcciones, y como dice Freud, en el mismo artículo "Recordar, repetir y reelaborar", "el analizando, superadas sus resistencias, no aduce contra ese supuesto ("motivos extraidos de la ensambladura de la neurosis) la falta del sentimiento de recuerdo (sensación de familiaridad), tal vez por que es en este "aquí y ahora" de la situación analítica así entendida, que surge el "convencimiento" al que se refieren tanto Freud en este artículo como Baranger en su artículo "La situación analítica como producto artesanal".
Tal vez entonces no se trata de maternaje, sino de la posición de artesano, que toma el analista como reedición del objeto primitivo (la madre deseante) en el contexto fundante, el más suceptible de recibir la acción terapéutica.